A cuenta del Congreso de Mérida: una reflexión
Han pasado dos semanas desde la finalización del
Congreso de Mérida y en este tiempo l@s colegas más diligentes ya han escrito
una o más crónicas sobre los diversos aspectos del Congreso. Y, aunque tarde, me planteo ¿qué hay mejor para
reactivar el blog después de unas largas vacaciones que escribir sobre el
Congreso? Pues, probablemente pocas cosas porque no deja de ser un lugar donde varios cientos de trabajadores y trabajadoras
sociales, de distintos lugares y culturas, con distintas mochilas de
experiencia y conocimientos se juntan para poner en común todo ese bagaje.

Hacía muchos años que no asistía a un Congreso Estatal
de Trabajo Social, la vida da muchas vueltas y no me había sido fácil
participar en las últimas ediciones, aunque sí lo hice mucho tiempo atrás. Dicho
esto, una de mis principales motivaciones era poder pulsar la profesión ahora y
aquí, a finales de la segunda década del siglo XXI, y qué edición mejor que la
que aprovecha para celebrar el centenario de Social Diagnosis de Mary E. Richmond, obra clásica del Trabajo
Social por excelencia, cuya imagen actualizada hemos incorporado en productos
de merchandising (como la taza que acompaña esta entrada), que tampoco está mal
que hagamos “propaganda” de nuestra profesión y nuestras pioneras.
Reconozco que tengo una relación extraña con Mary
Richmond, en mi época de estudiante era prácticamente la única autora clásica
que nos nombraban y su obra, Social
Diagnosis, era una referencia, pero tampoco es que fuera objeto de estudio
profundo (ni siquiera recuerdo haber visto el libro publicado en español hasta
años después); era como una sombra que acechaba pero que no estaba realmente
presente en nuestros estudios (de las otras pioneras, porque es importante
recordar que la mayoría fueron mujeres, prácticamente no teníamos noticia). Pero
más allá de ese leve conocimiento inicial, reconozco que el diagnóstico social
me ha interesado, tanto desde la perspectiva de la intervención como desde la
gestión de los servicios sociales.
El Congreso ha sido, pues, un buen momento para
reencontrar a esas mujeres que tanto hicieron por construir una profesión y una
disciplina académica que tuviera una autonomía propia, que no fuera subordinada
a otras, sino que se planteara como una igual entre las diversas que atendían a
las personas. Es difícil encontrar mujeres referentes de todas las profesiones
y en la nuestra, que tenemos tantas, vamos y las tenemos escondidas, como si no
nos atreviésemos a mostrarlas, a estar orgullos@s de ellas en la distancia.
Pero el Congreso también es un momento para
reencontrar viejos y nuevos colegas, en todo caso mucho más actuales.
Compañer@s de la época de estudiante, de la Coordinadora Estatal de Alumnos y
Alumnas de Trabajo Social (una interesante experiencia que merecería una entrada alguna vez). Y, a la vez, conocer, por fin, a aquellas personas que las redes
sociales nos han acercado y a las que hemos leído, hemos seguido, de los que
hemos aprendido tanto. Las redes sociales virtuales son un potente elemento
para crear redes reales, pero necesitamos de estos (y otros) espacios para desvirtualizarnos, para que la
proximidad sea real.
Uno de los temas que más se ha tratado en diversas entradas de blogs ha sido la organización de los contenidos y los tiempos. Decía antes que
se ha destacado el Congreso por sus números: profesionales inscritas,
comunicaciones propuestas y presentadas, actividades diversas… Coincido que han
sido excesivas, no sólo porque el número total de comunicaciones fuera
elevadísimo para dos días de Congreso (que lo es) sino porque en cada sesión se
presentaban tantas comunicaciones que impedían lo que, desde mi punto de vista,
debía ser el elemento clave del mismo: el intercambio profesional.
Los congresos son, o deberían ser, espacios de
intercambio entre profesionales, momentos para compartir el conocimiento
adquirido por las diferentes vías (la práctica, la academia…). Compartir el
conocimiento implica necesariamente la disponibilidad de espacio para el debate
y la reflexión conjunta, en caso contrario, se trata de un remedo de clases
magistrales donde cada autor/a va “a hablar de su libro” sin opción al debate.
Confieso que mi interés en participar en el Congreso
con una comunicación, con todo lo que supone de esfuerzo escribir primero una
propuesta y después un texto completo que tenga sentido y pueda ser
interesante, radicaba en la posibilidad del intercambio con los y las
asistentes y el resto de comunicantes; era esa mi principal motivación, saber
qué pensaban otras personas de aquello que les proponía.
Porque el verdadero aprendizaje se obtiene de ese
intercambio, no del hecho de hacer una presentación y obtener el
correspondiente certificado y para mí, quizás ya por el camino recorrido,
participar en un evento de estas características tiene sentido si es posible
ese intercambio. De ahí que el apretadísimo programa del Congreso me haya
decepcionado un poco: no tener espacios de debate profesional en un acto que se
celebra cada cuatro años me parece un error que debería subsanarse. Quizás no
debamos centrarnos tanto en lo cuantitativo y más en lo cualitativo. Pero, tenemos
una ventaja, los blogs se han mostrado como una herramienta interesante para
una evaluación pausada y profunda y deberían contribuir a mejorar la próxima
edición.
Coincido con Israel
Hergón (aquí) en cuanto a la necesidad de mejorar nuestras presentaciones para
darles un mayor dinamismo: las presentaciones no son transcripciones de las
comunicaciones a un powerpoint, han de sintetizar las principales ideas y han de ser capaces de captar la atención del público.
Además, especialmente cuando los tiempos son tan ajustados, es necesario diseñar presentaciones para cumplirlos, para que tod@s l@s ponentes tengan las mismas oportunidades. Teniendo
en cuenta lo importante que es la comunicación en el Trabajo Social debería
hacernos reflexionar el hecho que le dediquemos tan poco tiempo a las
habilidades comunicativas.
Para concluir esta entrada, con la idea de ver si
consigo lo que no pude conseguir en las apretadas sesiones, adjunto la
presentación que hice (a la que he añadido audio) para animar a profesionales
interesadas en debatir sobre el diagnóstico social a comunicarse conmigo (también acepto sugerencias sobre la presentación 😉 ).
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